Hablamos con Alba Gómez Gabriel, ganadora del 44º Premio BBVA Sant Joan de literatura catalana

  • La escritora catalana, periodista y licenciada en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, Alba Gómez Gabriel, ha sido la ganadora del 44º Premio BBVA Sant Joan de literatura catalana con su primera novela Jo soc l’última Plaça. Un libro que expone las vísceras de una ciudad petrificada, que expulsa a sus vecinos y borra a las personas.

  • La obra, que será publicada por Edicions 62, se presentará el 26 de septiembre en La Setmana del Llibre en Català. El Premio BBVA Sant Joan de literatura catalana está convocado por la Fundació Antigues Caixes Catalanes (FACC) con el apoyo de BBVA, y mantiene viva desde sus inicios la finalidad de fomentar la escritura así como la lectura en lengua catalana.

“Siempre me ha cautivado la literatura porque creo que es uno de los vehículos más poderosos para transformar nuestra mirada del mundo”.


 

El jurado la declaró ganadora de entre 116 originales por “ser una novela urbana, narrada con originalidad, que trata un tema contemporáneo y social, protagonizada por un mosaico de personajes descritos con viveza y profundidad”. ¿Estás de acuerdo? ¿Qué destacarías tú de tu novela?

 

No sé si estoy de acuerdo, pero me siento muy halagada con estas palabras. Jo soc l’última Plaça quiere hacernos pensar si todavía es posible encontrar un sitio en una ciudad como Barcelona. Cuando digo sitio me refiero tanto a encontrar un sitio dentro de la sociedad, y también a encontrar un lugar físico, una vivienda, un hogar desde donde nos podemos vincular con los demás. Me gustaría que esta novela mostrara que todos somos algo vulnerables y que a menudo no es fácil arraigar en un sitio.

La novela narra las vivencias de varios vecinos de la Plaza del Sol de Barcelona, vistos desde los ojos de una mujer que ha perdido la vivienda. Son historias pequeñas, que podrían ser las de cualquiera de nosotros, que tienen como trasfondo una ciudad que va perdiendo lo genuino, lo más comunitario, una ciudad que se va convirtiendo en escaparate y que nos deshumaniza. A mí me gustaría que la novela sirviera precisamente para humanizar a los personajes, para mostrar que todos, vivamos en una vivienda o en la calle, somos personas, con necesidades, miedos y sueños.

 

Desde hace quince años te dedicas a la escritura periodística y creativa, desempeñando tareas de investigación, docencia, coordinación editorial, guión, entrevistas literarias y proyectos de comunicación. Has sido galardonada con varios Premios relacionados con el Bienestar Social. Los problemas sociales y el bienestar social están presentes también en esta obra. ¿Es un tema que te preocupa?

 

Aunque mi trabajo ha estado sobre todo ligado al periodismo y la comunicación, a mí siempre me ha cautivado la literatura porque creo que es uno de los vehículos más poderosos para transformar las cosas, ya que transforma nuestra mirada del mundo. Quizás por eso, aunque he intentado escribir una novela de voces, un mosaico de personajes que parecen bastante corrientes, el hecho de ubicar la historia en un espacio urbano y, en concreto, en una Plaza de Barcelona, me ha permitido reflejar, como telón de fondo de la historia, algunos de los conflictos sociales que, como periodista, pero sobre todo como vecina, me han interesado como la marginación, la “turistificación” o la dificultad de acceder a una vivienda.

 

Perquè la plaça és un retall interessant d’una ciutat. És un ecosistema que té veïns que habiten finques (en aquest cas, la Finca groga), veïns i veïnes que habiten no-llocs, o que dormen al carrer, té persones que treballen en bars i locals, i un ventall d’habitants ocasionals: veïns de la ciutat i turistes. Tot aquest mosaic em semblava interessant perquè em permetia mostrar, encara que de manera subtil, com es transformen els espais i com estan esdevenint hostils pels veïns i veïnes que habiten els marges, però també pels que encara tenen habitatge, però són també vulnerables.

 

En la obra confluyen varias voces. De hecho, la Plaza del Sol, situada en el corazón de Barcelona, ​​tiene voz y protagonismo en el libro. Acoge a Bel que conoce todos los portales, todos los árboles, y todo lo que ocurre dentro y fuera de la Finca amarilla, donde ella había vivido. ¿Por qué “Jo sóc l’última Plaça”? ¿Por qué la historia pasa alrededor de esta Plaza?

 

Porque la plaza es un recorte interesante de una ciudad. Es un ecosistema que tiene vecinos que habitan fincas (en este caso, la Finca amarilla), vecinos y vecinas que habitan en no-lugares, o que duermen en la calle, tiene personas que trabajan en bares y locales, y un abanico de habitantes ocasionales: vecinos de la ciudad y turistas. Todo este mosaico me parecía interesante porque me permitía mostrar, aunque de forma sutil, cómo se transforman los espacios y cómo están siendo hostiles por los vecinos y vecinas que habitan en los márgenes, pero también por los que todavía tienen vivienda, pero son también vulnerables.

 

Las miradas y las voces son muy diversas y poco a poco vas desgranando una historia de historias que se refieren a una comunidad y a una ciudad que va perdiendo identidad. Habla de un escenario de supervivencia y de crisis, de deseo, de soledad, de miedo, de amor y de exclusión, donde habitan personas que viven dentro de comunicados o al margen con historias y problemas muy diversos. Sin embargo, tu mirada es descriptiva, no crítica.

 

Creo que la obra no hace una crítica directa, sino velada, porque siempre he pensado que son las lectoras y lectores los encargados de construir el mensaje final de una obra, de hacer una lectura crítica. Ésta es la parte bonita de leer: acabar de conferir sentido a un texto. Igualmente, cuando escribimos nunca tenemos una mirada neutra de las cosas. Es imposible que no se escoja nuestra visión. Aunque intentamos describir o reflejar una realidad, sin interpretarla, las escritoras operamos igual que las fotógrafas: según dónde miramos, qué acciones imaginamos y dónde ponemos el foco, estamos proponiendo ciertas miradas y no otras, de la realidad.

 

¿Cuál fue el proceso de creación, desde la primera idea al desarrollo de la novela, la creación de los personajes, de sus vidas, del escenario?

 

La novela nació, hace unos ocho años, fruto de una experiencia concreta. Yo había ido a vivir a un piso de alquiler y llamó a mi casa una persona que me contó que había vivido en el mismo lugar que yo hasta que no pudo hacer frente al alquiler. Conocer a esta persona, aunque sólo pude compartir este encuentro, me pareció suficientemente bestia para empezar a escribir. Quería explorar qué podían oír las personas que han sido borradas de la mirada de los demás, e imaginé una plaza con personajes sencillos, algunos de los cuales viven en una finca y otros, fuera de la calle, para generar este juego de miradas. Evidentemente, todos los personajes y sus circunstancias son inventados. La Plaza del Sol es un lugar real, pero no me he propuesto describirlo fielmente, sino convertirla en un símbolo de otros muchos lugares posibles.

 

El proceso de escritura ha sido largo y ha pasado por momentos álgidos y por momentos más de barbecho, porque escribir, maternar y trabajar no siempre son conciliables. Pero gracias a la beca Barcelona Crea pude destinar el tiempo deseado a terminar de escribir la novela.

 

¿Qué representa haber ganado ahora el Premio BBVA Sant Joan, uno de los premios literarios de mayor prestigio y mejores dotados de las letras catalanas, y haberlo hecho con la primera novela que escribes?

 

¡La verdad es que todavía estoy procesando la sorpresa de haber ganado! No me lo esperaba y me siento profundamente agradecida. Por un lado, porque es un premio que tiene un elenco de ganadores y ganadoras que impresiona, y ser parte del mismo es un privilegio. Por otro lado, porque este premio representa una puerta directa a la publicación de un proyecto que hace tiempo que trabajo y en la lengua que quiero y respeto. El premio demuestra que todavía quedan caminos para aquellas personas, que somos muchas, que nos gusta escribir, pero que no sabemos de dónde sacar el tiempo para hacerlo ni cómo llegar a publicar.